Tentaciones espectrales atraviesan mi esófago cada tarde cuando el sol penetra la arista descendente de la parábola diaria, que, no por rutinaria deja de ser maravillosa, igual pero distinta a tantas otras. Tentaciones imaginarias, invaden cada célula del tejido que conforma mi cuerpo, sin poder llegar nunca a lo simbólico. Tentaciones que no conozco, como tampoco conozco su resultado. Supongo placer, pero no estoy seguro, aunque no hay término medio aquí. O se trata de un orgásmico pacer nunca antes por mi sentido, o se trata de un dolor tan profundo que desgranaría cada partícula que me constituye como ser. Sólo queda entonces hilvanar palabras inconexas hasta entonces sobre una hoja un blanco, o preguntarle a un pincel dándole mi cuerpo como mediador, o improvisar acordes conocidos en orden desconocido, o gritar, o aplaudir, o llorar… de eso se trata.
domingo, 26 de abril de 2009
Tentaciones
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